De la mano de Espectáculos Vértigo, descubre qué bailan ahora los niños de Espinete, para entender la banda sonora que mueve a toda una generación
¿Sabías que tus casettes han resucitado? Seguro que te mueres por bailar estas canciones otra vez. Hay una nueva moda que arrasa entre los treintañeros y que abre un ciclo musical distinto.
Porque los niños de Espinete piden una fórmula que funciona. Desde el Papito Bandido de Miguel Bosé, la Década Prodigiosa o el grupo Los Supersingles, formado por exconcursantes de Operación Triunfo. Hasta la incansable Ana Torroja, que vuelve a la carga con versiones aliñadas de sus archiconocidas canciones en Mecano. Ya no hay excusas; no se trata de que el exitoso grupo esté en el ADN de la música española como certificaba, hace 10 años, la productora del musical Hoy no me puedo levantar.
Resumen de contenidos
Las canciones populares son pura energía
Ciertamente, las canciones populares son pura energía: ni se crean ni se destruyen, se modifican indefinidamente. El disco rayado de las versiones sigue siendo rentable. Y es que la teoría de que lo bueno es dos veces bueno funciona.
De este modo, hay quien opina que se trata del nicho de mercado humilde, donde terminan las hordas vencidas de triunfitos y de otros artistas que no hacen nada nuevo; que sólo aportan reediciones de sus machacados temas. Una especie de loop a modo de copia y pega, pero en formato ultrasónico de dúos, tríos y demás fotocopias.
Si los grandes lo hacen, imagínate los grupos aficionados a la música. ¿Qué van a cantar, temas de Pavarotti? Pero la realidad es que en las fiestas españolas se contratan muchos grupos de versiones para animar el cotarro. Desde celebraciones de bodas a las fiestas en los pueblos.
Una infancia en los años 80
Tanto las parejas que se casan actualmente como muchos concejales que están en los ayuntamientos tienen entre 30 y 40 años. Y se programa haciendo contrataciones para una mayoría de público.
Los espectadores a los que van orientadas estas canciones tuvieron su infancia sobre los años 80. Son el perfil que consume, que paga impuestos y que, dentro de su treintena, encabeza la generación productiva actual. Vamos, que en otras palabras, los niños de Espinete son los que disponen de pasta, dentro de la pirámide laboral española.
Ahí están, en el centro de la diana, recordando sus infancias y adolescencias con productos emotivos y cargados de nostalgia. Viajes al pasado, que te llevan desde la EGB al niño de 40 años que nos pintó Miliki.
Este sector de la población, que nosotros llamamos los niños de Espinete, fueron aquellos que tuvieron una camiseta de Naranjito y que dio su primer beso con Bailar pegados. También conocieron la homosexualidad con Mujer contra mujer, comprendió que, aunque Marta tiene un marcapasos, podía ser feliz y que Mil calles llevan hacia ti porque al final el amor es el epicentro de nuestras vidas.
El fenómeno de las coverbands
¿Pero de dónde viene este fenómeno? El sector de las coverbands o grupos de versiones no es nuevo. Son la evolución lógica de las orquestas de baile que conocemos. Las de toda la vida.
Por eso, sobre los años 70 las fiestas de España ofrecían su animación principal a cargo de los musiqueros, que era como se llamaba entonces a los músicos de las orquestas cuando aparecían por los pueblos a hacer sus actuaciones. El repertorio estaba orientado a un público nacido en la dictadura española, que consumía folclore nacional al 80%. Los temas de pasodobles y copla se daban la mano con las prometedoras apuestas de los “melenudos” que comenzaban a sonar.
Después, en los años 80 y 90, el negocio de las orquestas se expandió. Fueron años en que la movida, la libertad y el cambio nos trajeron el esperado mestizaje musical de otros países. Las melenas evolucionaron a gente de corte pijo o con forma de cresta. Otros, sencillamente, iban como les daba la gana. Pero las orquestas durante estos años ya tenían un repertorio más nutrido.
Abanderando el mestizaje musical
Los pasodobles y la música de salón se han mezclado con éxitos latinos, pachanga de verano y temas rock.
No es difícil haber bailado, en una noche de verbena en cualquier pueblo de España, un pasodoble de Manolo Escobar y a los 5 minutos La barbacoa de Georgie Dann. Luego, pocas horas más tarde, un éxito con muchas erres de King África, y terminar haciendo el indio “legalizando” la “fiesta pagana” a medias entre Ska-P y Mago de Oz.
Resurge una nueva oportunidad para la música en directo, después de que las orquestas prostituyeran su música con playbacks y secuencias midi.
La animación musical como reclamo
Hay un nuevo horizonte esperanzador, un nuevo cambio, más allá del artista de recambio con una peluca a lo Bisbal. El que se encuentra en una profesión accidental, alternando su oficio de lunes a viernes con las actuaciones del fin de semana. La búsqueda de la animación como reclamo y puestas en escena llenas de luces robotizadas dan paso a grupos que actúan en el escenario en riguroso directo, con presentaciones desnudas de parafernalia.
Ahora la diversión que anima es la que se curre el grupo con su público. Sencillamente directo.
El impacto de la tecnología musical
A los temas que estamos acostumbrados a oír, les aportan un toque de frescura. Incluso algunos se “remasterizan” para sonar mejor, en un determinado ambiente, que la versión original.
Los componentes de esos grupos no son nativos digitales, pero se han alimentado de facilidades. El impacto de la tecnología ha sido clave y se han beneficiado de la democratización de las herramientas de productividad musicales.
Sí, los grupos de versiones son más efectivos. Acceden a partituras y tablaturas de los grupos a los que versionan en un plisplás. Graban sus ensayos digitalmente y aprenden a un ritmo vertiginoso. Hasta ahí, bien. Pero fallan en la gestión de las actuaciones a lo Juan Palomo. El “guiso” se cuece entre el boca a boca y las redes sociales. Ahí, muchas veces, el grupo, por su falta de conocimiento y experiencia, termina “comiéndose” unos marrones de cuidado; con acuerdos mal formalizados, una planificación logística incompleta o negligencias legales dentro de las áreas fiscales y laborales.
Están asentándose en el mercado, pero vienen con fuerza, que es lo importante. Y tú, ¿cambiarías la orquesta tradicional o el DJ por un grupo de versiones en la próxima fiesta a la que vayas?
Seguro que ahora, entiendes un poco mejor qué bailan ahora los niños de Espinete.
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