Precisamente y de la misma forma que se prevé en el encabezado, las cantidades que mueven las orquestas de pueblo, son espectaculares.

La gente, por norma general, puede privarse de varias cosas, pero no de que las dejen sin las fiestas de su pueblo. Son sagradas.

Porque la inclinación general es que, más allá de la supresión de los espectáculos musicales de parte de algunas corporaciones municipales en sus programas de fiestas, de todo se puede prescindir menos de los festejos populares. Unos eventos que cada día más, consolidan al turismo de calidad y a la misma vez convierten al municipio dinamizador de un motor socioeconómico espectacular para su prosperidad.

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Más demanda que oferta

Desde luego, las orquestas son las auténticas protagonistas de un negocio donde hay más demanda que oferta. Una contratación donde la posición mayoritaria la ejercen los Ayuntamientos y las Comisiones de Fiestas.

El abanico de diversidad con el que cuenta un ayuntamiento en el momento de escoger una orquesta para su verbena es extenso, aunque limitado en número de propuestas. Dicho de otro modo, hay más fiestas que orquestas accesibles. De esto viene que, en Espectáculos Vértigo, se recomiende encarecidamente llevar a cabo las reservas de sus actuaciones con la mayor antelación posible.

Así, está demostrado que tanto los Ayuntamientos como las Comisiones de Fiestas municipales, buscan las mejores orquestas, y que por lo tanto no les interesan la gama baja de las posibles ofertas.

Porque las orquestas, esas enormes desconocidas del enorme público, toman los días centrales de agosto las plazas de todos los pueblos España. Un trabajo exitoso y duro en el que, más allá de los tiempos que corren, no se ha notado el latigazo de la crisis tanto como en otros sectores.

Artistas y orquestas

Desde grupos de tres componentes, hasta grandes formaciones más de quince integrantes. Una apuesta donde el público siempre responde positivamente.

Y sucede que en la actualidad, una orquesta puede congregar en una plaza, a tanto público como un artista consagrado. Y, además, por un importe muchísimo más razonable.

Dicho de otro modo, contratar una orquesta puede costar una cuarta parte de lo que cobra un artista de prestigio nacional.

Lo que se cobra en una orquesta

Una formación media se compone por batería, bajista, uno o dos guitarras, teclista y por lo menos dos cantantes (una voz femenina y otra masculina) para cubrir las 6 o 7 horas de repertorio que tienen en cada actuación.

Todos ellos tienen un salario medio de entre 150 y 200 euros por noche, a pesar de que los que gozan de más prestigio, tienen la posibilidad de cobrar de forma sencilla 300 o 400 euros. Esto provoca que, con una media de 85 a 90 recitales al año, un músico o artista totalmente destinado a su orquesta puede disponer de 25.000 a 27.000 euros al año.

En otras palabras, hablamos de que los sueldos son muy buenos y se permite vivir de ello. A pesar de que muchos artistas de este gremio, compaginen este trabajo con otros durante el invierno, como profesores de música por ejemplo.

La riqueza que genera el sector de las orquestas

Más allá de que jamás se hicieron públicos, los datos oficiales del sector, por parte de los gestores de cultura, se cree que las orquestas de baile facturan cerca de 30 millones de euros al año y dan trabajo a muchos miles de personas.

Son cantidades consolidadas que en los tiempos recientes han exigido un considerable esfuerzo e inversión de parte de los expertos, para acometer una profunda tarea de reconversión y renovación a los nuevos tiempos. Comenzando por los equipos de luz y sonido, escenografías, merchandising, comunicación online con el público vía internet, etc. Dicho de otro modo, el sector actual de las orquestas, ha percibido como urgente y necesario su puesta al día para reciclarse y no pasar a conformar parte del pasado.

Orquestas en formatos reducidos de dúos y tríos musicales

Aunque las buenas orquestas mantienen sus cachés, algunas ocasiones en el mercado se observan como emergen proposiciones de dúos y tríos para economizar.

Esto responde a que las entidades locales, buscan una buena orquesta y un grupo pequeño para alargar la jornada festiva, a la vez que cumplir el expediente en los tramos más flojos del pulso festivo. Esta quizás es la verdadera explicación de la existencia de tantos dúos y tríos en el mercado.

El intrusismo en las orquestas

De alguna forma, las reivindicaciones históricas de los expertos, parecen ser cíclicas en tiempos de crisis. Además, se siguen reclamando en la actualidad con el mismo fervor, que como a inicios de la década de los 90.

Porque la principal queja del sector es el intrusismo. Porque la comparación de costes en una orquesta es muy diferente a si se cumplen los criterios legalmente exigidos o no. Esto es, tener al personal dado de alta y estar al tanto en los pagos a seguros de todo tipo y en la Seguridad Popular.

Por ello, el hecho de ofertar un show de colegas en playback sin cumplimentar ninguno de los requisitos legales exigidos por la Administración, es un fraude en toda regla. Estos sucesos, son algo que daña en enorme forma al sector, que tiende de esta forma a su desprofesionalización.

De igual modo, otro inconveniente fundamental que aparentaba arreglado con la aceptación de la Ley de pago a proveedores, regresa a significarse como una inclinación otra vez generalizada entre la mayor parte de los expertos, que comprueban en carne propia las secuelas del postergamiento de los pagos por parte de las entidades municipales.

Y, aunque cada vez es menor el trecho, todavía sigue habiendo sustanciales diferencias entre localidades en lo relacionado a la seguridad laboral: escenarios, camerinos, tomas de corriente, etc.

Además, los recortes presupuestarios y un cambio generacional han traído consigo un florecimiento de las discotecas móviles y dj’s, con tarifas muchísimo más económicas que echan al traste las expectativas de estipulación laboral de las orquestas de baile en varios festejos.

Nada, ni el apogeo de las bandas tributo ni la rivalidad de las discomóviles, parecen señalar que las orquestas de pueblo estén enel ocaso. Para nada, en absoluto.

Larga vida a las orquestas.