En Oda al escenario cañí, le damos un repaso de campeonato a esos curiosos artilugios que nos encontramos en las fiestas de los pueblos.
Sólo cuando trabajas en las fiestas populares españolas durante muchos años, eres capaz de imaginar algo como esto de una oda al escenario cañí.
A veces, cuando imaginamos un escenario, a muchos les da por vincular la imagen estructural en teatros y campos de futbol. Así, para conocer la esencia de este artículo, volemos un poco más bajo, donde reposan los detalles que desnudan las ideas; dejémonos de fanfarrias megaturulescas de conciertacos y centrémonos en una escala inferior: en la plaza de nuestros pueblos, encontraremos el 80% del escenario más utilizado a nivel general.
Miremos allí, en los parajes internos de las escenas que reivindicaban desde antaño hasta ahora, como cantaba Cecilia (…) en esta España nuestra, de tu santa siesta ahora te despiertan versos de poetas, lalalá.
Es más, existen estructuras que lejos de estar homologadas, se presentan como las más recias y duras del lugar. Eso sí; y en muchos casos, con costuras de alambres que adornan su cubierta atando tablones de madera. Cada uno de una madre; que Dios sabe por qué, terminaron soportando el peso del talento en cada Fiesta Patronal.
Vanagloriémonos de nuestras señas culturales, que están ahí todos los años y en constante evolución; lenta pero armoniosamente progresivas.
Las fiestas populares se manifiestan como una forma de expresión social que mantiene vivas nuestras raíces y costumbres. ¿Cómo si no, iban a extrañarse estos turistas guiris que nos miran con asombro encadilados?
Sobre estos escenarios, aún se cuentan las anécdotas con los casos socorridos de cuando llega una orquesta de las de ahora, con nosecuantoswatios de luces led y tarimas para el cuerpo de baile, auxiliando “más madera”, y le salta el concejal de fiestas apuntándole con medio ojo, y le dispara en todo lo alto: (…) “no te quejes, que ahí cantó hasta Manolo Escobar”. Que en paz descanse.
Sí, en estos escenarios de Dios, cantó hasta el más pintao, porque era el que había y el que sigue habiendo. Y chitón.
No hay otra.
La versatilidad es una cualidad que se cotiza alto en el mundo del espectáculo. La capacidad de adaptarse a las circunstancias del lugar y del momento, de alterar el orden establecido, de improvisar, de arriesgar y de bombear la tensión hasta límites desconocidos. Hasta un nivel lógico de tolerancia, claro está. Además, si por la noche todo los gatos son pardos… ¿o no?
Más allá de lo material, el artista tiene el escenario como elemento fetiche para realizarse.
Ciertamente, y según la Wikipedia, un escenario es todo aquel espacio destinado a la representación de las diversas artes escénicas o utilizado para eventos públicos (conferencias, mítines, etc.).
Porque se llama caja del escenario al conjunto formado por el escenario en sí mismo, los fosos (debajo y ante el proscenio) y las alturas (zona superior del torreón de tramoya).
Es más, desde el punto de vista arquitectónico se diferencias varios modelos de escenario, a partir de un esquema tradicional común:
- Italiano: Es el modelo más extendido, con un solo frente en forma de herradura (el público está frente al escenario, existiendo una división entre el público y los actores). Suele disponer de foros laterales donde el equipo de producción guarda los elementos de la escenografía y la utilería. Otro espacio característico de este modelo son las bambalinas, telones situados en los costados del escenario que permiten el acceso de los actores.
- Isabelino: Tuvo su origen en el teatro isabelino inglés, del que recibe su nombre.
- Arena: El público se sitúa alrededor del escenario; puede ser cuadrado o circular.
- Laboratorio o caja negra: Utilizado por los grupos de teatro experimentales; la distribución de público y actores es aleatoria.